¿Soluciones imposibles?. La oportunidad para el desarrollo de la legislatura del cambio.
«Al igual que en tiempos pasados, lo que en un momento dado pueden parecer soluciones imposibles, al final son las que se terminan aplicando, porque en el fondo siempre fueron las más coherentes en relacion a las circunstancias».
Lo que me ha dejado perplejo del debate de investidura, es la capacidad de sus señorías de interpretar nuestro actual sistema político a su antojo. En este país les guste o no, tenemos un sistema parlamentario y no un sistema presidencialista. Por ese motivo, nuestro sistema político necesita de consenso para formar un gobierno y no vale, desde un punto de vista constitucional, ese manido discurso de algunos de que han ganado las elecciones y por eso moralmente tienen que gobernar. Efectivamente, han ganado las elecciones y eso en nuestro sistema político se traduce en un mayor número de diputados, pero el que gobierna no es el que más votos ha sacado en las urnas, sino el que consigue mayor número de apoyos directos o indirectos.
Si las cuentas no me fallan, los 180 diputados que han votado «NO» al Sr Rajoy y a las políticas del PP, y los 32+1 diputados que han votado a favor del candidato con las narices tapadas, representan al 65% de la población española, personas que, por unas razones u por otras, piensan que las políticas y actitudes de un gobierno del PP, no defienden sus principales intereses y necesitan soluciones urgentes. Todas esas fuerzas políticas tienen una cosa que les une, y no es otra que la necesidad de cambios estructurales en nuestro modelo de sistema político, o en el peor de los casos no cerrar la puerta y la comunicación.
Históricamente, las fuerzas progresistas de este país se han caracterizado por un exceso de protagonismo y de estética política, que ha provocado la desunión, el conflicto y la canibalización política, al margen de cualquier código deontológico de consenso, cuestiones todas ellas que han ayudado a tejer el grado de desafección política de la población y la ausencia de una visión de Estado de manera práctica. Estoy harto de ver en este país a progresistas, nacionalistas, ecologistas, socialdemócratas, etc., que se conforman con ganar una mano al Mus, humillando o dejando en evidencia al contrincante, aun a sabiendas y siendo conscientes de que van a perder la partida.
Nuevamente, todas esas fuerzas políticas tienen la oportunidad de ponerse de acuerdo y aportar soluciones, generando un modelo colaborativo de actuación política, con el fin de desarrollar una legislatura encaminada a desarrollar aquellas reformas constitucionales necesarias para generar en espacio político nuevo de integración e interacción. Para ello, es fundamental formar un gobierno de consenso, donde las personas y las reformas constitucionales deben ser el centro de la agenda política. Esto se puede conseguir planteando un candidato de consenso para las fuerzas políticas del cambio (los 180 diputados del NO y la posible abstencion de C´s), que practique la política de consenso y colaborativa, de reconocido prestigio y con un alto grado de empatía social. Este planteamiento es totalmente factible porque es un gana-gana para todos. Los partidos más radicales se aseguran el desarrollo de las reformas constitucionales, los partidos tradicionales se aseguran que no nos vamos a pasar de frenada, o nos vamos a volver locos, y los nacionalistas abren canales de comunicación institucional y mantienen su posicionamiento actual a expensas de las reformas.
Para que esta reflexión no tenga exclusivamente un sentido teórico, he intentado desarrollar un planteamiento alternativo de formación de Gobierno, que intenta desarrollar un potencial modelo colaborativo político. Lógicamente, el único nombre planteado es una licencia personal, pero realmente podría valer cualquier persona con cualidades políticas y humanas similares.
¿Qué pacto de mínimos…?
• Economía:
¿Sí o no, más recortes en el gasto público social en 2017,2018 y 2019?
¿Sí o no, a constituir una Banca Pública, con acceso directo a los fondos del Banco Central Europeo?
• Derechos sociales:
¿Sí o no, reversión de las dos últimas reformas laborales?
¿Sí o no, reversión de la pobreza infantil?
¿Sí o no, reversión de la pobreza energética de las familias?
¿Sí o no, cumplimiento de la legislación europea hipotecaria?
¿Sí o no, una renta mínima de inserción (con cotización social) en todas las comunidades del Estado para todos los parados de larga duración y en busca de primer empleo?
• Reforma Constitucional:
¿Sí o no, revertir la reforma del artículo 135 de la Constitución?
¿Sí o no, mejorar el rango constitucional de los derechos sociales a una vivienda, a la salud, a la educación, ayudas a la dependencia, etc.?
¿Sí o no, reformar la Ley Electoral: bajar el mínimo provincial a 1 diputado, potenciar el voto de los no residentes en Estado, aumentar en 25 los diputados del Congreso que se elegirían en listas únicas estatales?
¿Sí o no, a una Ley Orgánica de iniciativas populares, consultas y referéndums?
¿Sí o no, a un automatismo periódico de reformas constitucionales?
• Relaciones Exteriores:
¿Sí o no, al TTIP, CETA y TiSA?
¿Sí o no, cumplimiento tratados internacionales sobre emigración y acogimiento de refugiados?
¿Sí o no, a la venta de armamento a países no democráticos?
¿Sí o no, al cumplimiento los acuerdos internacionales sobre medio ambiente?
Personalmente totalmente de acuerdo con todo. En cualquier caso, cuando alguien se plantea desarrollar un proyecto colaborativo de verdad, sabe que su interpretación de la realidad no podrá aplicarse al 100% en el corto plazo. La colaboración política tiene un pequeño peaje, y no es otro que la matización de los objetivos en relacion a la variable tiempo. Pero a su vez tiene una gran ventaja, se consiguen metas y objetivos y se evoluciona de manera sostenible. Lógicamente, una legislatura da para lo que da, y yo me daba con un canto en los dientes, si se desarrollara una reforma constitucional que integre al 80% de los españoles y que nos permita funcionar otros 50 años, se genere un modelo fiscal progresivo, se erradique el concepto de pobreza y se potencien las clases medias. A lo mejor para 4 años hasta me he pasado, pero siempre es mejor tensionar el musculo. Lo que si que tenemos que dejar a un lado son las jodias poses y estéticas políticas, dejar de competir cuando hay que construir, y sobre todo entender que la negociación y el cambio tiene espacio más allá del recurrente conflicto Weberiano y de la hegemonía de Gramsci, siendo lo mas inteligente aplicar procesos colaborativos que fomenten la creación de grupos políticos y técnicos interdisciplinares de alto rendimiento. Ah….., se me olvidaba, tu mejor que nadie sabes que los Estados financian sus gastos con ingresos. Por ese motivo, y al margen de los cambios que se realicen para equilibrar la presión fiscal de las clases medias y bajas, disponemos de un presupuesto + una financiación externa lógica y adecuada, que auxiliado con una nueva distribución del presupuesto, nos conformaran nuestro margen de actuación.