Siempre tropezamos en la misma piedra, la naturaleza humana
Desgraciadamente llevamos muchos milenios luchando contra nosotros mismos, «la naturaleza humana», y eso nos hace débiles ante los depredadores de la especie.
Hace 250 años, aproximadamente, que el hombre dio los últimos grandes saltos cualitativos en su evolución social y creo que ya nos toca dar otros que permitan otros tres siglos de margen; se nos ha acabado el combustible que alimentaba los sistemas democráticos constitucionalistas a la vieja usanza. Tenemos que hacer una reingenieria de los sistemas que devuelva el protagonismo al concepto de nación constituyente, al pueblo, al cuerpo social, y no al Estado, porque el Estado a secas solamente es sinónimo de equilibrio de poder al pairo de los elegidos, de daños colaterales y de coyunturas estructurales, que de nada sirven al bienestar común y a la felicidad de los individuos cuando están basados, exclusivamente, en el poder del consumo exponencial de las sociedades y en la especulación de los mercados. La política hoy en día, se reduce al control de los aparatos políticos de los partidos, donde unos pocos ejecutan las directrices que otros, en menor numero dictan, en función de intereses ambiguos y contrapuestos.
Es un «deja vu» permanente, hace exactamente 224 años que se aprobó «La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano», documento en el que se basa el constitucionalismo universal y los sistemas democráticos liberales modernos, cuestión que represento un gran paso para la humanidad, pero también tenemos que reconocer que fue extremadamente prudente en sus concesiones y, que además, algunas de ellas no las llevó a cabo de manera práctica, por ejemplo: impuso el sufragio censitario de los ciudadanos, en contra de la soberanía del pueblo y la igualdad ante la Ley descritas en los Arts. 3 y 6; no abolió la esclavitud, en contra del Art. 1; la aristocracia de sangre fue sustituida por la de dinero, es decir, la burguesía se reservó el disfrute de los cargos políticos, en contra de la igualdad de oportunidades del Art. 6, etc., y todo ello ocurrió, porque los que lideraron el cambio, realmente, fueron algunos de los mismos depredadores que había con anterioridad, que supieron adaptarse al entorno y a las circunstancias, y como nos dieron pan y circo les dejamos que nos representaran. En fin, yo tengo esperanzas que ahora que nos va a tocar otra vez enfrentarnos con procesos similares seamos mas hábiles y no deleguemos, en los que en teoría saben tanto, que desde luego saben, y mucho, sobre todo de lo que no nos interesa a la gran mayoría.
NO DEJES QUE HAGAN OTROS, LO QUE PUEDES HACER TU MISMO.
Certero en tu exposicion, Paco, pero mis » esperanzas» no coincidem con las tuyas. Hoy tambien nos distraen con «Pan y Circo» bajos sueldos que nos permitan subsistir y mucho mucho futbol que es el circo romano de nuesttos tiempos. Y una prensa muy sometida al poder económico, dandonos pistas del camino que tenemos que seguir que no siempre es el del un interés colectivo sino el de » sálvese el que pueda»