Ojo al dato, minuto y resultado. Carrusel pre-electoral Madrid 2019.
Ojo al dato. Cada cuatro años aproximadamente, asistimos como meros observadores a la recurrente guerra de sondeos que se produce como preámbulo de la campaña electoral. Cada plataforma mediática genera los suyos, que se utilizan en un principio como herramientas para incrementar su propia audiencia, y por otro, como elementos de una estrategia global patrocinada por sus partners sociopolíticos y económicos,encaminada en unos casos a motivar a sus electores afines a no relajarse, y en otros, como cebo psicológico de aquellos electores potenciales que pertenecen al segmento de indecisos, y que por tanto, se suelen arrimar a aquella opción política que tiene más posibilidades de ganar en cada momento, o como se diría en «román paladi», se arriman al sol que mas calienta.
Es curioso comprobar que fagocitamos este tipo de sondeos como si fueran el rancho diario.Ni siquiera intentamos generar inferencias de los datos que nos trasladan, que ya de oficio vienen bastante cocinados y aderezados, y mucho menos se nos ocurre tomar decisiones en función de los mismos, porque aunque los esperamos como agua de Mayo, o como una suerte de horóscopo electoral, si realmente no son de nuestro agrado los vilipendiamos de inmediato, y si por el contrario son positivos, nos ponen de buen humor y nos hacen que nos vengamos arriba.
En lo que respecta a nuestro partido en el ámbito de Madrid, en la mayoría de las encuestas se nos posiciona de manera diferente en el ámbito de la Comunidad yen el de la Capital del Reino. En la Comunidad se nos augura una posición ganadora, en contrapartida con la que se nos atribuye en Madrid capital, donde se nos ubica por debajo de otras opciones políticas. En ambos casos, supuestamente tendríamos problemas para poder conformar gobiernos progresistas en función de la falta de números a la hora de sumar.
Estos vaticinios, al margen de que pudieran o no tener alguna base empírica basada en la lógica y tendencias estadísticas, son solo eso vaticinios generados en muchos casos con intereses espurios, que en cualquier caso solo podrían tener un atisbo de realidad, si nos abandonamos al destino que nos marquen los oráculos de la Almudena y de Vista Alegre, y no intentamos coger conjuntamente con los ciudadanos de Madrid, ese tren que seguro nos llevará directamente a la Puerta del Sol, con la ayuda, complicidad y fuerza, que seguro nos aportara, a su paso, nuestra querida diosa Cibeles.
En algunas ocasiones pienso que en el fondo esperamos que San Pedro nos solucione el problema, y si bien es posible que podamos tener un pequeño plus electoral por el gran empuje que está dando la acción de gobierno al conjunto de la marca, creo que ya somos muy mayores como para creer en milagros electorales. Siempre que hemos tenido buenos o malos resultados electorales, estos son el producto de una serie de actuaciones realizadas por acción u omisión, enmarcadas dentro de un contexto y unas circunstancias concretas de entorno, que en la mayoría de los casos desconocemos a priori y a posteriori, y en las que muchas veces no queremos profundizar, ya que si lo hiciésemos nos sentiríamos obligados a tomar decisiones arriesgadas y poco comerciales en el ámbito interno.
En términos electorales la suerte no existe salvo que la pifien estrepitosamente los adversarios políticos, cuestión que en nuestro país pasa de vez en cuando, pero que en ningún caso puede convertirse o ser parte importante de nuestra estrategia electoral. Solamente estaremos al albur del destino y con toda seguridad en la antesala del fracaso,si previamente no analizamos nuestro entorno y punto de partida inicial, no marcamos objetivos, tangibles, medibles y alcanzables, y con posterioridad, no desarrollamos un plan de acción política Ad-Hoc, acotado en su dimensión geográfica, temática y temporal.
Desgraciadamente, y en función del tiempo restante para la celebración de los próximos comicios municipales y autonómicos, es poco probable poder desarrollar un súper plan de acción detallado, que nos permita abordar y conseguir los citados objetivos de una manera homogénea y global. No obstante, dentro del ideario socialista el término «imposible» carece de significado, y afortunadamente tenemos la predisposición y la suficiente capacidad de resiliencia para poder desarrollar acciones puntuales y especificas que nos permitan mejorar sensiblemente nuestro posicionamiento, en aquellos ámbitos geográficos más relevantes desde la perspectiva electoral, o en los que por sus propias circunstancias intrínsecas tengan más facilidad a la hora de poder implementar cambios estructurales y/o específicos.
Lógicamente,en el caso de haber completado en su totalidad los pasos anteriormente citados, las encuestas y sondeos propios y de extraños se convertirán en elementos de control y de feedback de nuestra estrategia política global, eso sí con todas las salvedades en relación a su integridad y validez, a la hora de realizar inferencias correctas que puedan retroalimentar, y en su caso corregir, las acciones especificas desarrolladas.