Grecia también es Europa, con el «Si» y con el «No»
Desgraciadamente, la decisión que mañana tiene que tomar Grecia se empezó a fraguar hace muchos años, justo en el momento que sello su entrada en un Club donde hay diferencias claras entre lo que se escribe, se desarrolla y el espíritu real de pertenencia a un espacio común, manteniendo las diferentes señas de identidad. El citado Club, lejos del espíritu constituyente de su creación, ha basado sus pilares en intereses puramente económicos y de posicionamiento, dejando a un lado los de crecimiento sostenible, los de carácter social, y sobre todo la verdadera unidad política. El concepto de Europa, aunque ahora pueda parecer mentira, tenia la vocación sociopolitica de generar sinergias positivas en el ámbito europeo, al fomentar una verdadera confederación de países con intereses, sistemas productivos y culturas similares, por lo menos desde un punto de vista teórico, y con una actitud proactiva e integradora de las partes, que permitiera llegar en algún momento a un verdadero Estado Federal.
Lógicamente, este ideal original del concepto de Europa es totalmente irreal en estos momentos, y el existente se ha basado en relaciones y prioridades puramente comerciales y financieras, construidas por los poderes económicos en el corazón del ámbito político, al controlar en su esencia el proceso de toma de decisiones de manera integral. Mientras que en España, Grecia, Portugal, etc., se recibían ayudas por doquier a costa de la eliminación de sus sistemas productivos; en Alemania, Francia, Reino Unido, etc., se mantenían los suyos y rentabilizaban sus fondos de pensiones, al igual que EEUU, alimentando las burbujas inmobiliarias de los primeros. Todo era maravilloso y en términos de mercado todo era posible. Pero llegaron las vacas flacas y todo se acabo, los pies de barro de los activos financieros que sostenían las locomotoras económicas de Europa se derrumbaron, y con ellos, todo el tinglado especulativo que envolvía y mantenía a las clases medias de Europa, con especial singularidad en los países del Sur.
Yo creo sinceramente que la decisión que le toca tomar a Grecia y sobre todo sus consecuencias políticas, económicas y sociales , son una responsabilidad de todos los europeos, incluidos los propios griegos; ya que es obvio que las soluciones reales que se pueden aplicar en estos momentos a Grecia y que posiblemente en el tiempo haya que aplicarlas a otros países, son soluciones que tardaran en dar sus frutos reales por lo menos una década. Al margen del tratamiento y gestión de la deuda histórica, de la que alguna responsabilidad tienen los gobiernos y los prestamistas, el verdadero problema esta en atajar los problemas estructurales que generan el déficit, y que pasan por un re-equilibrio geográfico a nivel europeo que pondere adecuadamente, desde la perspectiva de país, estado o zona geográfica, el mix de servicios y sistemas productivos necesarios para mantener niveles aceptables de empleo y bienestar en el conjunto de la sociedad europea.
En cualquier caso, no podemos seguir engañándonos, para que verdaderamente lo anterior se haga realidad es necesario conseguir una verdadera unidad política en Europa que impulse y financie los citados cambios estructurales, pero ademas necesitamos una proyección de visión de futuro integrada que solo se puede tener si la sociedad en su conjunto dispone de una verdadera cultura federal europea, que realmente de sentido al concepto de Europa.
En fin……, tanto si sale el «si» como si sale el «no», todo los demás países tenemos la responsabilidad de echar una mano para que esta gente pase lo mejor posible el desierto que tienen que cruzar. Y como aviso de navegantes para los que estamos observando el proceso, seria conveniente que reflexionásemos sobre el famoso refrán, «cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar».
Animo y solidaridad con el pueblo griego que también es un pedacito de esa Europa utópica que muchos anhelamos y por la que deberíamos de trabajar.
Si Paco, pero una vez más se pone de manifiesto que la mentira tiene las patas cortas y no es capaz de correr mas que la realidad para mantenerse oculta por mucho tiempo. Todos sabemos que en la fecha de adhesión al euro había varios países (entre ellos Grecia y España, …) que no cumplían las bases establecidas y ha llegado el momento (hace ya unos años) que no se podía continuar tapando… Cuanto mejor les habría ido a los griegos si no hubiesen acogido el euro y hubiesen seguido con sus dracmas y su política monetaria con independencia del resto de países.
A los griegos y a nosotros los Pig’s (perdón los españoles). Yo me he debatido hasta ahora con respecto a Europa, con respecto a Alemania, con respecto a Francia…Me confieso ex-germanofilo. Y ex simpatizante de la vieja SFIO. Europa ha dejado de interesarme como proyecto político común.
Me gustaría que abandonáramos el euro. Tenemos que liquidar la actual Unión Europea, saldar cuentas…
Grecia debe quedar con su Deuda Externa a cero por compensación por las reparaciones de guerra de los Nazis Alemanes. Alemania debería devolver las reservas de oro que sus divisiones blindadas tomaron por la fuerza en Atenas durante la invasión alemana de Grecia en el siglo pasado.
Decía mi profesor José Luis Rodríguez Sampedro respecto a los economistas: Que estos realmente se dividían en economistas que trabajan para que los ricos sean mas ricos y economistas que trabajan para que los pobres sean menos pobres. En Europa asistimos a una Santa Alianza (como en el XIX) de conservadores, neoliberales, socialiberales y socialdemócratas.
Que nos tienen perplejos y confundidos.
Ya no valen las viejas categorías derecha, centro e izquierda. Simplemente, hay políticos y gobiernos que trabajan para hacer más ricos a los ricos y políticos de gobiernos que trabajan para hacer menos pobres a los pobres.
Entremedias, patéticas clases medias arguyendo que no son pobres y votando que los ricos se hagan más ricos y se avengan a compartir algo.