El monedero mágico de Pablo
¡Hay tiempo para la política y hay tiempo para los sentimientos!. A esta conclusión PODEMOS llegar reflexionando sobre la lectura de la emotiva carta de Monedero a Pablo Iglesias, y quizás, más allá de esos sentimientos y principios de lealtad y camaradería, que desgraciadamente ya hemos visto demasiadas veces a lo largo de la historia negra del pensamiento político, se pueden esconder estrategias planificadas de marketing político para minimizar el desencanto de una parte del electorado más exigente, que en términos de intención de voto sitúan actualmente a PODEMOS por detrás de C’s, formación política que a su vez está elaborando planteamientos políticos muy agresivos que intentan hacer posible, desde una perspectiva bastante artificial, la convergencia de propuestas económicas de corte liberal en estado puro, como son las defendidas por Garicano, padre fundador de FEDEA, a su vez manantial ideológico ultra-liberal del que se nutre FAES, y planteamientos de índole social, por llamarlos de alguna manera, como los que esgrime y defiende de manera literal Carlos “el Yoyas” de GH.
También es posible, aunque estadísticamente bastante improbable, que dos amigos que se embarcan de manera conjunta en un proyecto político de carácter vital dentro del espectro político del JUEGO DE TRONOS español, tengan diferencias de concepto a la hora de administrar el éxito en relación al concepto de poder y sobre todo a la aplicación de procesos reformistas o revolucionarios para gestionar el objetivo primordial, que por supuesto no era conseguir el poder renunciando a la identidad original, y si en cambio es ofrecer una verdadera alternativa de futuro al conjunto de la sociedad, en base a la evolución del concepto de Democracia, los Sistemas Políticos y sus instituciones, con el fin de alinear los sistemas de organización social con las características y necesidades de la sociedad actual. En el fondo, el problema no deja de ser un tema de “tempos” políticos, que los elevamos a la categoría de materia transcendental.
Necesariamente, acometer los cambios de manera más lenta o más rápida o en función de su dimensión nunca ha validado su efectividad. Lo que siempre ha validado el resultado de un cambio político, social, económico, etc., es su grado de coherencia y de homogeneidad con el punto de partida de la sociedad objetivo en cada momento. Las sociedades son elementos vivos que admiten el desarrollo de procesos de catarsis cuando tienen poco que perder o cuando alcanzan un grado de madurez sociopolítico donde es difícil seguir evolucionando de manera colectiva, sin cambiar radicalmente su superestructura política y de organización.
Desgraciadamente, siempre vemos el mundo desde una permanentemente dualidad; izquierdas y derechas, liberales y progresistas, reformistas y revolucionarios, arriba y abajo, todo o nada, amor y sexo, etc. A lo mejor nos seria más rentable fijar un objetivo claro dirigido a desarrollar formulas políticas de organización social encaminadas a conseguir una justa distribución de la riqueza en igualdad de oportunidades, teniendo como base fundamental el reconocimiento como derecho, por parte del Estado, de aquellas prestaciones sociales básicas necesarias para el conjunto de la sociedad, focalizando así nuestras energías y estrategias en la planificación de los pasos a dar en el tiempo para conseguir el citado objetivo. No debemos generar una nueva dualidad en relación a “dar pasos grandes o pequeños pasos”, eso lo deberá determinar el grado de madurez o degradación de la propia sociedad. En nuestro caso y al margen del poder mediático que muchas veces desvirtúa la dimensión de la realidad, vivimos afortunadamente en una sociedad que aunque no puede permitirse el lujo de perder más asaltos, tiene posibilidades de reorientar su futuro colectivo; y por ello, las grandes remontadas sociales y políticas hay que hacerlas con sentido común, paciencia y responsabilidad, para conseguir nuevamente el objetivo periódico que de manera mayestática no es otro que EVOLUCIONAR como sociedad, REVOLUCIONANDO la manera de organizarnos socialmente.
«El monedero mágico de Pablo», como si de un cuento o de una storytelling se tratara, es posible que ya no proporcione mas monedas de credibilidad y de éxito al conjunto de PODEMOS, pero tampoco es necesario tirarlo al rió y que se hunda con el propio peso de las convicciones originales del proyecto político, que realmente nacieron al calor de la necesidad, la oportunidad y la indignación por la ausencia total de compromiso colectivo por parte del poder instituido, momentos donde posiblemente soñar generaba mas felicidad que la vivencia posterior de la propia realidad. Esto ultimo nos lleva al inicio de este articulo, ¡Hay tiempo para la política y hay tiempo para los sentimientos!, lo primero se mide en magnitudes físicas dimensionales: intención de voto, percepción ciudadana, porcentaje de votos, numero de escaños, etc., lo segundo son sentimientos, afinidades, empatia, cuestiones que se miden por otro tipo de cosas bastante mas subjetivas y que obedecen posiblemente mas al campo de la física cuántica. Yo personalmente creo que es factible aunar esas diferentes visiones de la vida de los individuos a veces tan antagónicas, pero en la practica resulta muy difícil y la mayoría de las veces terminan siendo procesos muy dolorosos.