Un militante, un voto,… una responsabilidad.
Dentro de unos meses, todos los militantes del PSOE tenemos la enorme responsabilidad de elegir a nuestro Secretario General, cuestión inédita en la historia de nuestro partido, que puede marcar un antes y un después en nuestra necesaria evolución hacia el desarrollo de un proyecto de integración con el ciudadano.
Durante los últimos 40 años, en los procesos de elección interna de nuestro partido se magnificó la estabilidad y el control de las estructuras internas por encima de otras prioridades, al existir una integración natural con la masa social que en estos momentos está agotada. Desgraciadamente, toda forma de organización social está sujeta a un ciclo de vida, que en momentos puntuales como los actuales determina la obligación de abordar el proceso de toma de decisiones en un entorno hostil e incierto, donde quizás nos estemos jugando realmente la viabilidad futura de nuestro proyecto político, si no somos capaces de reorientar la organización para que se invierta la tendencia y entremos en un nuevo periodo de crecimiento sostenido.
Por este motivo, el proceso de cambio que necesariamente tenemos que abordar, debe de volver a posicionar al ciudadano en el centro de nuestra acción política, para lo cual es necesario implementar en nuestro Know How interno: un renovado ideario acorde con nuestro entorno socioeconómico nacional y supranacional, un conjunto de valores de identidad corporativa con un enfoque netamente progresista y una clara vocación de integración social, fomentando la pluralidad y el consenso.
Para conseguir estos objetivos, es necesario disponer de referentes internos que se comprometan e identifiquen claramente con el proceso de cambio, y que coordinen integralmente con una determinación firme el desarrollo de las siguientes acciones:
- Análisis y reestructuración de nuestros procesos internos organizativos y de elección, con el fin de elevar los niveles de democracia dentro de la organización y enfocar y orientar nuestra acción política hacia el exterior, maximizando y potenciando los recursos disponibles.
- Desprofesionalización de la política, desvinculando la acción de gobierno y la participación en el desarrollo de las instituciones públicas, con el ejercicio práctico de realización y desarrollo de intereses personales de manera sostenida en el tiempo.
- Identificar y localizar nuestras señas específicas de identidad corporativa, con el fin de implementarlas en el conjunto de la organización.
- Desarrollar un conjunto de indicadores y herramientas de comunicación y de participación ciudadana, que nos permitan analizar de manera continua los niveles de percepción del ciudadano en relación al desarrollo de nuestra acción política y nos ayuden a conocer sus necesidades y prioridades desde un punto de vista colectivo.
- Renovación de la estructura organizativa, generando procesos abiertos que permitan la oxigenación y el enriquecimiento de la organización, así como su integración con la masa social.
Finalmente, para conseguir todo lo anterior es crucial acertar en la elección del máximo referente, el Secretario General del partido, que deberá ser el responsable de coordinar el proceso de gestión del cambio y orientar a la organización para conseguir sus objetivos y metas. Al margen de nombres y posicionamientos políticos, creo que es momento de mirar hacia afuera y de elegir una persona que más allá de generar estabilidad en las estructuras internas, lidere este proceso de gestión del cambio y que sitúe a nuestro partido de nuevo en sintonía con la masa social. Para ello, el perfil de búsqueda del candidato idóneo debería de incluir los siguientes atributos:
- Mix equilibrado de formación y experiencia, desde un punto político, empresarial y social.
- Percepción ciudadana real o potencial positiva. Carisma social y mediático.
- Experiencia en la coordinación de equipos de alto rendimiento. Dotes de Liderazgo e inteligencia emocional.
- Cultura orientada al cumplimiento de objetivos y al desarrollo del concepto de asertividad social.
- Disponer en la práctica de un conjunto de valores y principios éticos, como la honradez, la justicia, la tolerancia, la pluralidad, el pensamiento crítico, la empatía, etc., todo ello marcado con una clara orientación colectiva y con un fuerte espíritu de servicio público.
- Admitir y asumir altos niveles de riesgo en los procesos de toma de decisión.
En esta ocasión debemos de huir de proyectar nuestra elección a un mero ejercicio estético o de afinidad intuitiva o de interés, y debemos de interiorizar que la elección del nuevo Secretario General es posiblemente la piedra angular del inicio de un proceso integral de evolución política, y que el acierto o fracaso de esta pequeña gran decisión será una responsabilidad del conjunto de los militantes del partido.
Esta vez no podemos echarle la culpa a nadie y en cambio sí podemos despertar y empezar a ejercer nuestra responsabilidad individual.
Que te voy a decir, Paco. Tienes razón en todo lo que expones. Solo hace falta que finalmente la decisión mayoritaria de los militantes sea vinculante para exponer sus resultados en el Congreso, pero, eso si, sin atajos ni subterfugios que acaben por subvertir la voluntad mayoritaria de los militantes, es decir llevar al Congreso el resultado exacto de lo que «todos» los militantes hayan decidido en las Asambleas de sus Agrupaciones Locales y sumando todos los votos que en cada caso se hayan otorgado a cada aspirante. Otra cosa volvería a ser mas de lo mismo.