La paramnesia política y los procesos de cambio en la historia del PSOE.
Dentro del devenir político asociado a la historia del Partido Socialista Obrero Español, en algunas ocasiones se han tomado decisiones estratégicas con una supuesta discordancia con elementos de nuestro ADN político original y con una profunda singularidad a la hora de elegir los compañeros de viaje.
Sin pecar en el detalle escatológico de los hechos, puede ser ilustrativo describir un somero desarrollo de los procesos políticos mas significativos en la historia del Partido Socialista Obrero Español, donde fue necesario realizar reflexiones profundas y que a la postre generaron posicionamientos políticos de consenso y ruptura que han ido dibujando progresivamente nuestro actual ADN político. Lógicamente, en todos estos procesos de cambio fue crucial la personalidad política y humana de los diferentes actores estrella, que en algún caso provocó la implementación del utilitarismo burgués dentro de nuestra manera habitual de tomar y afrontar las decisiones estratégicas del partido, cuestión que a la postre puede generar estabilidad en el corto plazo, pero que siempre provoca una sustracción en el cuerpo ideológico de nuestra identidad corporativa y en nuestra dimensión e integración social y colectiva.
En el marco del primer congreso del PSOE desarrollado en Barcelona en 1888, nuestro fundador Pablo Iglesias, dentro de una estrategia de lucha de clases, definió claramente nuestro posicionamiento político inicial con la siguiente reflexión: «La actitud del Partido Socialista Obrero con los partidos burgueses, llámense como se llamen, no puede ni debe ser conciliadora ni benévola, sino de guerra constante y ruda», lo que podemos traducir con los filtros de aquella época en un posicionamiento claro en la defensa de las clases sociales mas desfavorecidas en plena expansión de la revolución industrial y en un acercamiento a posturas republicanas en contraposición a las mantenidas por la burguesía, a través del Liberalismo Doctrinario, que apoyó la coronación de Amadeo de Saboya y la Restauración, en el marco de la disgregación colonial de España y del desarrollo de las guerras carlistas. Esta primaria posición en favor de la República y sus valores políticos intrínsecos, se vio reforzada definitivamente con la obtención de representación parlamentaria en las elecciones generales de 1910, gracias a la Conjunción Republicano – Socialista.
Con posterioridad y después de diversas escisiones provocadas por el efecto de la crisis de la Internacional Socialista que provoco la división y ruptura de la izquierda con la creación de la Internacional Comunista; se abre para el PSOE una época especialmente convulsa y contradictoria, en paralelo al advenimiento de la Dictadura de Primo de Rivera, donde logro un gran protagonismo el supuesto nivel de discordancia de algunas de nuestras decisiones con nuestro ideario y la singularidad de los pactos que se llegaron a materializar, provocando todo ello un clima de ambigüedad política que de nuevo generó rupturas internas. En este periodo la polarización política fue extrema, existiendo dos posturas totalmente diferenciadas como fueron la protagonizada por los partidarios de Largo Caballero y Saborit que promulgaban una colaboración de mínimos que permitiera la participación activa de dirigentes sindicales en las instituciones de la dictadura, y la total oposición a la mencionada colaboración que defendían conjuntamente Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos , opción que contaba con cierto apoyo en el seno del partido. Esta crisis culmino con la entrada de Largo Caballero en el Consejo de Estado de Primo de Rivera y la respuesta inmediata por parte de Indalecio Prieto con su salida de la ejecutiva del PSOE.
En 1931 y una vez despejado del espectro político la sombra de la Dictadura pre-fascista del General Primo de Rivera, el partido vuelve a unir sus energías en post de la reivindicación de la instauración de la II República, como solución ante el fracaso del intento de desarrollar una monarquía parlamentaria pactada con el pueblo y que se convirtió realmente en una monarquía absoluta auxiliada por la Dictadura, los poderes económicos y la injerencia de la Iglesia Catolica. Llegados a este punto y como si fuera un déjà vu que nos persigue periódicamente, resaltar el escenario sociopolítico de la época en España y Europa, marcado por la disgregación de la izquierda, la unidad de las fuerzas de derecha (CEDA en España), el estallido de violencia social auspiciado por elementos radicales fascistas y de ultra-izquierda y la radicalización de los movimientos nacionalistas, cuestiones que ayudaron a polarizar en exceso a la sociedad española en las elecciones de 1933 y 1936, y que a la postre provocaron el caldo primigenio de los conflictos de la primera mitad del siglo XX en España y Europa.
Por ultimo y tras un largo periodo de impasse político (1950 – 1970) que redujo al mínimo la actividad y presencia del PSOE en el espectro político español, se presentan tres momentos capitales en los que el partido experimenta procesos de reflexión profunda y de toma de decisión, que en cierto modo ayudaron a orientar al partido en línea con la masa social y a conseguir ser una alternativa real de gobierno para el conjunto de la sociedad española. Por un lado, tenemos el Congreso de Suresnes de 1974, que al margen de sus aportaciones políticas en materia de organización interna, identifico como un valor político clave a incorporar con letras mayúsculas en nuestro ideario, el compromiso con la creación y desarrollo de un Estado Constitucional, por encima de posturas tradicionales que solo buscaban la modificación de las instituciones de la dictadura, defendidas por Rodolfo Llopis. También, se abrió la puerta para la reflexión y la posible renuncia a postulados sensibles como nuestra tradición republicana original, pudiendo así admitir otros modelos de Estado alternativos como es la Monarquía Parlamentaria. Por otro lado, están el desarrollo del XXVIII Congreso Federal celebrado en 1979 donde abandonamos las tesis marxistas, y el periodo comprendido entre 1982 y 1993 donde gozamos de la confianza de la mayoría de los españoles, lo que permitió el mayor desarrollo social y vertebrador de este país, orientado a la creación de un verdadero Estado del Bienestar Social. Desgraciadamente, la necesidad de generar una estabilidad interna mal interpretada y desarrollos económicos excesivamente rápidos, provocaron nuevamente la renuncia de principios ideológicos básicos y la relajación en la aplicación de principios éticos, cuestiones que a la postre han mermado sensiblemente nuestra democracia interna, nos ha alejado de nuestro cuerpo social y ha profesionalizado en exceso el ejercicio de la política en el ámbito de nuestro partido.
Como síntesis del análisis anterior y entendiendo que todas las decisiones políticas se toman en unas circunstancias concretas, derivadas del entorno socioeconómico y de los diferentes intereses del conjunto de actores en cada momento, cuestión que condiciona la propia toma de decisión de manera conceptual; si se pueden observar varias necesidades que es necesario que visualicemos para poder rentabilizar adecuadamente los procesos de cambio que se van a producir en el futuro inmediato dentro del PSOE.
- Debemos de trivializar el desarrollo del actual proceso de cambio, ya que no es mas que un proceso de los muchos que ha vivido el PSOE en sus 135 años de historia y el resultado del mismo, como siempre, sera exclusivamente responsabilidad del conjunto de los militantes, en la medida que acertemos en las claves para que nos sirva como catalizador en nuestra necesaria reorientación social.
- Los dirigentes actuales, de cualquier ámbito, deben de posicionarse claramente dentro del proceso de cambio, abandonando la postura utilitarista tan arraigada en las estructuras de nuestro partido, provocada por el exceso de profesionalización de la política y la colisión existente entre los intereses particulares y colectivos.
- Todos los militantes deben de manifestar ordenadamente su opinión en relacion al diseño y desarrollo del proceso de cambio, tanto en su dimensión individual como agrupada, con el fin de equilibrar las diferentes posiciones e intentando matizar las opiniones de los cuadros del partido en los órganos formales respectivos.
- Realizar un análisis profundo de la normativa interna vigente, modificando y potenciando a futuro la democracia interna en nuestro partido, abandonando la utilización de cualquier modalidad de sufragio censitario en el proceso de toma de decisión de primer nivel, cuestión que se debería de regular adecuadamente, especificando aquellas cuestiones que deben de regirse por un sufragio directo universal dentro de nuestro partido.
- Revisar y priorizar nuevamente nuestro ideario político, incorporando, relegando y priorizando aquellos puntos ideológicos y de organización mas convenientes para volver a reorientar a nuestro partido con el conjunto de la masa social.
- Por ultimo, significar que los momentos mas prolíficos en nuestra comunión con la masa social han estado caracterizados por varios atributos fundamentales, nuestra clara visión progresista alineada con el conjunto de la sociedad, la unidad y consenso interno del partido, los grandes niveles de participación ciudadana dentro de nuestras estructuras internas y el desarrollo de liderazgos naturales que generaron la motivación y empuje suficiente de nuestras bases.
Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo. Mahatma Gandhi.
«El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro». John Fitzgerald Kennedy .
«No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder». Benjamin Franklin.
«Cuando las circunstancias cambian, yo tengo la posibilidad de cambiar de opinión. ¿Usted que hace?». John Maynard Keynes