La cruzada particular del Papa Francisco. En busca de la coherencia perdida……..
Yo que desde luego no soy sospechoso de ningún tipo de afinidad con la iglesia en su vertiente institucional y mucho menos con el aparato de poder que representa la siniestra curia romana, no dejo de sorprenderme de las manifestaciones del Papa Francisco, que para gozo de propios y extraños cada vez habla más claro de la posición que a futuro debe tener la iglesia en su interacción con la sociedad.
Por un lado, hay que agradecer a este hombre la valentía con la que toca ciertos temas que siempre han sido tabú en el seno de la iglesia, y que en la mayoría de los casos le ha generado, un retardo permanente con la percepción de la realidad social de cada época. También intenta recuperar, de manera universal, el sentido de servicio a los demás que el espíritu de la iglesia tuvo siempre de forma marginal, donde los factores clave se traducían en la integración real con la sociedad, con sus problemas, con sus necesidades e intentando servir de equilibrio con los poderes establecidos para mejorar la existencia de los más desfavorecidos. Para mí, lo más sorprendente, más allá de sus matices en referencia al tema del aborto y de la homosexualidad, es la elegancia con la que ha planteado la revisión del papel de la mujer en el futuro de la iglesia, esa cuestión, por un lado, ha escocido mucho a los miembros de la curia y por otro les atemoriza y les genera pavor.
Hasta ahora, solamente había visto ese tipo de actitudes en religiosos o laicos anónimos que hicieron de sus vidas una entrega a los demás por encima de dogmas, reglas y consignas, siendo en la mayoría de los casos ignorados o penalizados por la oficialidad del poder establecido. Personas, que no se resignaron a perpetuar con su silencio y su aquiescencia el dolor y el sufrimiento de otros y que no pudieron esconder en el trastero de su inconsciente el remordimiento por la incoherencia de su actitud en relación a su ideario. Ahora, el discurso de antaño políticamente incorrecto, lo traslada a la sociedad la cabeza visible de la iglesia, cuestión que sin ninguna duda obligara a posicionarse a mucha gente y provocara una reflexión profunda en su seno y posiblemente una imprevisible catarsis existencial y colectiva.
Aunque se cuentan muchas cosas, seguro que algunas ciertas y otras leyendas urbanas, el ciudadano Bergoglio, como todo el mundo, tiene un pasado, y en concreto el suyo es algo más complejo por su coincidencia en el espacio/tiempo con los gobiernos de la dictadura argentina, lo que inevitablemente puede plantear la duda sobre su nivel de coherencia en aquellos trágicos y penosos momentos. En cualquier caso, lo importante es que si antes no lo fue, ahora si es bastante coherente con su ideario y eso es bueno para el conjunto de la sociedad, ya que es evidente su gran poder de influencia sobre miles de millones de personas, para los que su posicionamiento sirve de orientación personal y colectiva dentro de una organización obsoleta y anclada en el pasado, que interactúa para bien o para mal con los lobbies de poder político y económico, colaborando en estrategias totalmente ajenas al ideario cristiano y a cualquier tipo de ideario que busque la felicidad universal del ser humano en su dimensión colectiva.
En mi visión particular de las posibles razones que impulsan a este hombre a complicarse la vida, al enfrentarse con el poder establecido de una organización que se ha mantenido en el candelero los últimos 2.000 años; solo se me ocurre pensar, quizás es más un deseo que otra cosa, que este hombre se ha planteado como ultimo legado cambiar todo aquello que no le parece coherente con su ideario, y que por una razones u otras no pudo o no quiso cambiar en el pasado, y quizás esto para él, dentro del concepto cristiano de la redención del pecado, sea la verdadera penitencia para conseguir su realización existencial y su particular unión con la divinidad.
Por último, creo importante resaltar que la actitud del Papa Francisco debería de servir de ejemplo a muchos líderes de otros ámbitos de la esfera social, y por ello propongo lo siguiente, a ver si alguien aquí se anima:
“Si tienes alrededor de 60 años y eres un alto dirigente de una organización política, sindical, empresarial, gubernamental, social, religiosa, etc., y en la soledad del guerrero, eres capaz de reflexionar y reconocer que no se están haciendo las cosas adecuadamente, que los valores y actitudes brillan por su ausencia, que los idearios se dan de patadas con la realidad, que los mecanismos democráticos se utilizan como armas arrojadizas en post de las mayorías y el control de los aparatos, en resumidas cuentas, que no hemos perdido el norte, sino la brújula. Si de verdad reúnes estos requisitos y realmente te ves con arrestos, eres nuestra esperanza blanca, eres el único que puede intentar cambiar y encarrilar de nuevo la situación, provocando la necesaria evolución, a través de la realización de cambios estructurales y la implementación de valores y actitudes colectivas. Inevitablemente, tu último acto, que tiene mucho de simbólico pero que es necesario, será tu inmolación que desgraciadamente te privara del protagonismo del día a día, pero que te asegurará unas líneas, o unas páginas, en los libros de historia y te aportara un gran reconocimiento social que servirá para culminar tu realización personal y existencial”
Soñar es gratis y algunas veces, desgraciadamente pocas, los sueños se hacen realidad o incluso la pueden superar. Quién nos iba a decir hace dos o tres años que hoy, íbamos a tener un Papa con un discurso tan esperanzador y rupturista. Por este motivo, creo que no perdemos nada por soñar colectivamente, a ver si entre todos hacemos más fuerza, para que en un futuro proximo en nuestro país, alguno de nuestros mas insignes prohombres nos sorprenda siguiendo el ejemplo del Papa Francisco en el caso de que sea cristiano y si no lo es, no importa, que siga el ejemplo del ciudadano Bergoglio, por los siglos de los siglos, amen……….