Iglesias, Monedero, Gramsci y Juego de Tronos
A pesar de un cierto desprestigio oficial, de un “negacionismo” que no vamos a comparar con el de Austchwitz, estoy firmemente convencido de que amamos el denostado “culebrón” sudamericano más de lo que admitimos en la intimidad. Si bien la vida es siempre una mezcla de ensayo, tragedia, comedia, esperpento, poesía y mística. Todo sazonado de orgullo, envidia, vanidad, soberbia, lujuria, inteligencia, pureza y concupiscencia. Y bien cocinado por las energías de lo adultero, de lo incestuoso, de ortodoxias y heterodoxias, y de la espantosa normalidad; hay que admitir, aceptemos que tiene alguna probabilidad estadística, que matemáticamente estaría justificado y sería demostrable, que a veces, los protagonistas realmente nos cuentan como han ocurrido o como han vivido las cosas.
La antropología social acepta – que de todos modos – nos hagamos una idea del fenómeno cultural, político, religioso, etc. a través de una lectura de la multiplicidad de opiniones a nuestro alcance. Siempre sería una visión aproximativa, pues generalmente no habremos alcanzado a conocer todas las opiniones. Y tal vez es, la única manera de conocer nuestro alcance; pues no hemos podido estar como observadores directos del fenómeno cuando se producía.
A Pablo Iglesias se le escapan continuas referencias a Gramsci y muchas más sobre Juego de Tronos. Pero no son miles sino millones quienes no saben de aquel señor italiano y que no ven la serie, ni han leído las novelas que la alimentan. No voy a explicarlos hoy aquí, baste que se sepa de que tratan ambas citas, siendo el objetivo llamar la atención sobre el concepto político conocido como «hegemonía cultural» y de cómo se construye. Se construye en la serie mediante la sangre, el amor, la amistad, la guerra, el crimen, la lealtad y la traición. Se construye en la política (en la historia política) por el mecanismo amplio de Tesis, Antítesis y Síntesis, o como decían los Taoístas por la confrontación y el abrazo permanentes del Ying y el Yang (La Casta y La Plebe).
Yo creo que Monedero se va de los órganos de Podemos por que ha considerado que uno de sus ciclos ha terminado, porque se siente atado a un argumentario que no comparte al cien por cien, por que los niños han crecido y quiere verlos en perspectiva, porque da la nota en un día del año señalado y acapara páginas y tertulias, porque necesitaba despertar o recordar el amor que se le tiene y que él tiene. Porque quiere jugar a «comando» detrás de las filas de la oposición interna. Porque cada vez le gusta más el papel de Maquiavelo de los Mass Media (La Tuerka, El Tornillo, etc.) y porque nos ve a punto de entrar en La Habana y está buscando su Bolivia. Gobernar es aburrido, y siendo tan lector: Don Quijote, “Che” Guevara, Juan Martín El Empecinado y el recién finado Eduardo Galeano entre otros, son demasiado atractivos.
Todos llevamos una Pávlova dentro y en este caso la Prima Donna danza demasiado bien.